La crispación -esta vez sí- vivida durante la noche de la carrera «E.On night race» es tan solo un reflejo de la tensión latente que se vive en Torrelavega. Cualquier día de estos, una chispa puede hacer prender un huracán.
No se puede justificar la violencia -aunque existen versiones diferentes sobre quién inició el conflicto- pero es necesario entender que, por parte de la empresa E.On, la celebración de esa carrera en Torrelavega era fácilmente identificable como una provocación (así lo entendió el colectivo organizador de las protestas), porque existen suficientes puntos de fricción en la ciudad contra esa empresa. Vecinos de Lasaga Larreta 33 que llevan años luchando contra un transformador de alta tensión instalado en su edificio, así como clientes afectados por los errores de facturación y cortes de luz de la citada multinacional, se sumaron a la cruda realidad social que arroja miles de parados en Torrelavega y trabajadores de Sniace y Konecta, entre otros, afectados por despidos.
Todo junto era el caldo de cultivo perfecto para crear una tormenta perfecta. El Ayuntamiento de Torrelavega debe meditar muy bien sus alianzas con empresas privadas, por ejemplo el consistorio tampoco ha hecho nada en referencia a sacar el dinero municipal de los bancos que ejecutan desahucios o tienen clientes estafados por participaciones preferentes o cláusulas suelo. El consistorio, en definitiva, debe ser más sensible hacia sus ciudadanos y menos condescendiente con las empresas que no se comportan de modo socialmente responsable. Así evitaremos que Torrelavega llegue a reventar algún día.
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