{xtypo_dropcap}L{/xtypo_dropcap}as últimas semanas están siendo muy agitadas en la política y en la información a través de los medios de comunicación. Se encadenan las declaraciones explosivas, una detrás de otra. La última, este mismo viernes cuando el presidente de Cantabria, Ignacio Diego (PP) dijo que las inversiones no llegaban a Torrelavega por falta de ‘paz social’ y por un clima de ‘crispación’.
Inoportunas, temerarias…son muchos los calificativos que se han visto hoy para describir las palabras de Diego, aunque lo más interesante para analizar es el fondo del asunto: la crispación. Verán ustedes, para la que está cayendo, en realidad la vida diaria en Torrelavega es extremadamente tranquila, la indignación -que no crispación- se demuestra en las calles en forma de manifestaciones pacíficas. En realidad, para la que está cayendo, está pasando muy poco. La tensión es latente.
Si manifestarse pacíficamente es reventar la ‘paz social’, entonces ¿cómo llamamos a los desahucios y estafas de las preferentes y cláusulas suelo de los bancos? ¿Cómo llamamos a los mercados que ahogan a países enteros? ¿Terrorismo financiero?
Un cargo público en una institución como un ayuntamiento o la presidencia de una comunidad autónoma requiere el máximo de prudencia en las declaraciones, no podemos aceptar que se usen expresiones que más que calmar los problemas, los crean o los acentúan.
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