Por Manuel Haro Alcalde
{xtypo_dropcap}O{/xtypo_dropcap}tra vez suenan campanas de huelga en Iberia. Por Navidad, como el turrón cuando vuelve a casa.
Los «pobres» pilotos, controladores y demás fauna con sueldos por las nubes (será por estar a la altura de donde suelen), ponen como pretexto que la supuesta presencia de líneas de bajo costo propuesta por la compañía próximamente, dañarán sus intereses.
Miren, no.
Lo que quieren es lo de siempre, maquillado con otras palabras, es decir; más dinero.
Lo malo de todo esto es que un derecho a la huelga, legítimamente adquirido, pierde valor cuando sus consecuencias, como en éste y otros casos, daña la economía del país. Un país que de sobra sabemos como está.
A los potenciales pasajeros, habría que unir otros sectores perjudicados, como turismo, hostelería, comercio, taxi y un largo etcétera.
Pero es algo que escapa a sus propios intereses. Por todo ello, esperemos que no pase de la amenaza, pero no podemos olvidar que en su día el Ministro José Blanco, ya les puso las cosas claras, por lo que no debería temblarle el pulso a quien corresponda para que éstos caballeros de «altos vuelos» no le amarguen la existencia a miles de personas. Que vivan y dejen vivir.