El Primero de mayo en Torrelavega
Escrito por José Díez Cueto, Secretario General de Juventudes Socialistas de Torrelavega y miembro de comité local del PSC – PSOE
En 1886, miles de obreros estadounidenses se sumaron a las manifestaciones que poblaron el país por la dignificación de las condiciones laborales. De costa a costa, unos 350.000 trabajadores clamaban, principalmente y entre otras medidas, por una jornada de ocho horas.
Tres años más tarde, un acuerdo del Congreso Obrero Socialista celebrado en París, recordaba a los ‘Mártires de Chicago”, sindicalistas anarquistas que fueron ejecutados por participar en las jornadas de huelga e institucionalizó el 1 de mayo como día del movimiento obrero. Y nació el espíritu del Primero de Mayo. Una jornada en la que, en nuestro país, como en muchos otros, millones de trabajadores salen, salimos, juntos a la calle por el avance de nuestros derechos.
Lo hacemos en reconocimiento del esfuerzo y los sinsabores de muchos otros que, durante décadas, lucharon por las condiciones laborales de las que hoy disfrutamos, pero también, y sobre todo, para seguir apostando por un modelo de sociedad que ponga el acento en quienes realmente lo hacen posible: los trabajadores, los obreros.
Que respete los derechos ya adquiridos, por supuesto, y que, paralelamente se comprometa a seguir potenciándolos. Torrelavega es una ciudad industrial o, lo que es lo mismo, de gente trabajadora, que ha conseguido hacerse a sí misma. Orgullosa de su pasado y, a la vez, con la vista puesta en el futuro.
Es, además, una ciudad referente del socialismo cántabro, que ha ido siempre un paso por delante a la hora de reclamar la dignificación de las condiciones laborales. Una ciudad que, no hace tanto, no dudó en salir a la calle y negarse, con voz firme y al unísono, al cierre de una fábrica que amenazaba con dejar a cientos de personas en el paro. Una ciudad, en definitiva, de trabajadores unidos. Que cree en ellos, porque, en Torrelavega, ellos, los trabajadores, somos la mayoría de nosotros.
En la actual coyuntura económica, con una crisis global derivada de un sistema neoliberal que ha quitado el protagonismo a las personas para dárselo a entelequias financieras, la celebración del Primero de Mayo es, más necesaria que nunca. Ha de simbolizar la unidad de los trabajadores, de quienes no poseemos ni un centímetro de culpa en esa soga que, a miles y miles de kilómetros de distancia, algunos decidieron poner alrededor de nuestro cuello. Y ha de clamar, con voz alta y firme, que los trabajadores no pueden ser, en ningún caso y bajo ningún concepto, los chivos expiatorios de una situación mundial que provocaron quienes decidieron jugarse con números el bienestar de millones de personas.
Los trabajadores hemos de defender, por encima de todo, las medidas de protección de quienes han perdido su condición de tales y, a la vez, negarnos rotundamente a escuchar esas voces que claman, desde la tranquilidad que da la opulencia, por el recorte de los derechos de los trabajadores. Esos quienes, con esas creencias, cargan sobre los hombros del trabajador la responsabilidad de salir de una situación que él no ha creado.
Hemos de mostrarnos unidos, para reforzar esa política que, a diferencia de en otros tiempos, quiere mantener nuestro Gobierno: la de contraponer a la crisis medidas de protección social. Este día y para sucesivas fechas, me gustaría reclamar a los sindicatos mayoritarios, que jueguen un papel fundamental en representación de miles de trabajadores. Son ellos quienes han de erigirse en altavoces y llamar a toda Torrelavega a sumarse a la manifestación. Porque es necesario que se escuche una única voz: la de los trabajadores.
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