El hombre de maíz

ulian Assange, el rostro visible de Wikileaks y uno de los hombres más populares de los últimos tiempos, es en sí mismo un misterio. Se sabe tan poco de su vida personal que resulta sorprendente que sea capaz de generar tanta confianza entre buena parte del público. Más bien al contrario, una persona de la que existen muy pocos datos, muy pocas certezas y muchos misterios, lo más normal sería que causara cierta distancia.

¿Quién sustenta económicamente Wikileaks? ¿Quién paga a Julian Assange? Pensar que las donaciones anónimas son capaces de sostener la organización que revela secretos es un argumento muy débil. Las donaciones en Internet son un sistema residual de ingresos muy escasos, en la mayoría de ocasiones incapaz de sustentar una empresa. Wikileaks tiene que recibir financiación externa, aparte de la anécdota de las donaciones.  

Todas las incógnitas que rodean a la actividad de la web de filtraciones se repiten sobre la figura personal del señor Assange, un verdadero ‘hombre de maíz’ o misterio andante.

Sin embargo, pese a todos los misterios, como ejercicio de reto al Estado y labor de difusión mediática, Wikileaks y Assange se merecen matrícula de honor, y así lo hace saber buena parte de la profesión periodística con el apoyo que ofrecemos a las revelaciones y, sobre todo, a reivindicar el derecho de realizarlas y el derecho a la información.

Si Wikileaks y el señor Assange sirven para despertar los instintos a la masa periodística aborregada tras las montañas de comunicados y las intoxicaciones propagandísticas, tenemos la certeza de que esta misteriosa historia habrá dado como resultado algo muy útil.